jueves, 10 de marzo de 2016

El nombre de la bebita (V)

- ¡María Andreína, no corras que acabas de nacer!

Ese llamado de angustia me despertó aquella noche.

     Era el tercer o cuarto mes de mi segundo embarazo y soñé que estaba en la habitación de una clínica porque había dado a luz. La habitación era pequeña, estrecha; paralelo a la cama, había un sofá en el que estaban sentadas mi mamá y mi tía Carmen. Desde los pies de la cama se desprendía, hacia abajo, una escalera y la puerta que nos separaba de ella, estaba abierta. De pronto, una niña rubia de unos dos años pasó corriendo justo hacia la puerta abierta. Fue entonces cuando yo grité: ¡María Andreína, no corras que acabas de nacer!
     Me despertó el grito y simplemente le dije a mi esposo, que dormía junto a mí: "si es niña, se llamará Andreína."
     Aquella tarde, en el quirófano de una clínica, escuché el llanto fuerte y rotundo de una bebé rosadita, grande, hermosa y con mucho cabello oscuro. Recuerdo que el médico al mostrármela me dijo: "Te presento a Miss Venezuela, ¿cómo se llama?" Yo, emocionada, sonriendo y viendo a mi bebita dije: "Tienes el cabello negro, pero tu eres Andreína. ¡Bienvenida!" 
     Pasó el tiempo y a la bebita se le cayó toda su frondosa cabellera negra, le salió una pelusita dorada. Tenía cerca de dos años cuando se mostró como la niña que me visitó en aquel sueño para anunciarme su nombre.





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